El pasado 8 de octubre tuvo lugar en el Centre d'Art Ca l'Arenas de Mataró, la inauguración de temporada 2009 -2010, que tendrá como temática común la visión de la guerra a través del arte. Art i guerra, así se define esta muestra, en referencia tanto al 70 aniversario del final de la guerra civil española, como del inicio de la segunda guerra mundial.
La exposición permanente durante la temporada, situada en la primera planta del centro, está dedicada a la destrucción, expolio y salvaguardia del patrimonio cultural, histórico, artístico y religioso de la ciudad de Mataró durante el periodo bélico. Una muestra que recorre las vicisitudes y peripecias para evitar daños y perjuicios al patrimonio cultural, tanto catalán como español.
Parte de las obras del Museo del Prado pasaron por Mataró camino de París, para su guardia y custodia, así como parte del patrimonio catalán también fue a la capital francesa con motivo de una exposición, lo que permitió también su salvaguarda, al mismo tiempo que en masías de pueblos recónditos, sirvieron de depósito para muchas obras artísticas.
Aun así, muchas obras perecieron, victimas de la devastación, a causa de incendios de conventos, expoliación, bombardeos, saqueo y un largo de etc., que tuvo como punto inicial de partida la ignorancia.
Tal como expresó el concejal de cultura del ayuntamiento de Mataró, Sergi Penedès, “En esta exposición hay que leer”, pero en absoluto es una temática aburrida sino muy instructiva y pedagógica, tal como así lo planteó la comisaria de la muestra, Assumpta Montellà, al comprobar a través de una pequeña encuesta realizada a ciudadanos de Mataró, los escasos conocimientos de los encuestados en relación con los hechos que presenta la exposición.
Montellà quiso remarcar en la presentación, la voluntad y la firmeza de personas como Manuel de Arpe, conservador del Museo del Prado, quien a través de su diario, del cual la comisaria leyó un fragmento, testimonió la gran responsabilidad y sentido de conservación del patrimonio artístico, como herencia a los españoles, accediendo a la petición de su esposa de no reunirse con ella hasta que las obras de arte estuvieran a salvo.
Es importante destacar la gran cantidad de material gráfico aportado, objetos relacionados con el expolio, y especialmente dos dietarios realizados durante el mismo periodo por el conservador del Museo de Mataró de entonces, Rafael Estrany y el historiador Marià Ribas; el primero de forma apasionada y el segundo más riguroso pero discreto, relatan los acontecimientos vividos, dejando testimonio para la posteridad, de la crueldad de los momentos vividos.
La exposición permanente durante la temporada, situada en la primera planta del centro, está dedicada a la destrucción, expolio y salvaguardia del patrimonio cultural, histórico, artístico y religioso de la ciudad de Mataró durante el periodo bélico. Una muestra que recorre las vicisitudes y peripecias para evitar daños y perjuicios al patrimonio cultural, tanto catalán como español.
Parte de las obras del Museo del Prado pasaron por Mataró camino de París, para su guardia y custodia, así como parte del patrimonio catalán también fue a la capital francesa con motivo de una exposición, lo que permitió también su salvaguarda, al mismo tiempo que en masías de pueblos recónditos, sirvieron de depósito para muchas obras artísticas.
Aun así, muchas obras perecieron, victimas de la devastación, a causa de incendios de conventos, expoliación, bombardeos, saqueo y un largo de etc., que tuvo como punto inicial de partida la ignorancia.
Tal como expresó el concejal de cultura del ayuntamiento de Mataró, Sergi Penedès, “En esta exposición hay que leer”, pero en absoluto es una temática aburrida sino muy instructiva y pedagógica, tal como así lo planteó la comisaria de la muestra, Assumpta Montellà, al comprobar a través de una pequeña encuesta realizada a ciudadanos de Mataró, los escasos conocimientos de los encuestados en relación con los hechos que presenta la exposición.
Montellà quiso remarcar en la presentación, la voluntad y la firmeza de personas como Manuel de Arpe, conservador del Museo del Prado, quien a través de su diario, del cual la comisaria leyó un fragmento, testimonió la gran responsabilidad y sentido de conservación del patrimonio artístico, como herencia a los españoles, accediendo a la petición de su esposa de no reunirse con ella hasta que las obras de arte estuvieran a salvo.
Es importante destacar la gran cantidad de material gráfico aportado, objetos relacionados con el expolio, y especialmente dos dietarios realizados durante el mismo periodo por el conservador del Museo de Mataró de entonces, Rafael Estrany y el historiador Marià Ribas; el primero de forma apasionada y el segundo más riguroso pero discreto, relatan los acontecimientos vividos, dejando testimonio para la posteridad, de la crueldad de los momentos vividos.
La exposición permanecerá abierta hasta el 12 de septiembre de 2010, y está previsto que dentro de las habituales actividades del centro, la misma sea visitada por los alumnos y profesores de las escuelas locales.
"Hemos de salvaguardar la cultura, porque ella nos hará libres, incluso por encima de las guerras". Fueron las palabras con que Assumpta Montellà concluyó su intervención, y con las que Cuadros de ... muestra su total acuerdo.
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