El estresante dinamismo de la sociedad actual, apenas nos permite la placidez de la contemplación. No obstante, aunque sea por unos instantes, si como seres humanos desobedecemos el implacable control de Cronos, y observamos a nuestro alrededor sin prisas ni presiones, podremos encontrar muy cerca de nosotros, paisajes de ensueño que la voracidad del tiempo nos impide imaginar, y que, afortunadamente, la percepción y sentimiento de un pintor como Salvador Castellà permite plasmar.
La galería Estudi Tenas 1694 de Canet de Mar (C/ Bonaire, 7), ofrece des del pasado 12 de agosto hasta el próximo 19 de septiembre, la obra más reciente de este artista: (http://www.scastella.com/) . De reconocido prestigio como acuarelista – es presidente de la Agrupación de Acuarelistas de Gerona y comarcas – también dentro del Maresme, y con excelente conocimiento y dominio del óleo y el acrílico.
Su obra, aparentemente, es de fácil contemplación, aunque una profunda observación advierte el denso trabajo que la misma entraña, no sólo a nivel técnico– de todos es sabido la complejidad de acuarela – sino la experimentación que el artista lleva a cabo en cuanto a temática, y con los materiales ya citados.
Si bien sus marinas o temas marineros remiten al espectador a experimentar un sentimiento un tanto bucólico, sin duda sus paisajes urbanos, inspirados principalmente en los entornos gerundenses, producen una nostálgica sensación de sosiego, remitiendo al visitante a la admiración por la precisión de su trabajo, y a la meditación sobre la realidad urbana, en contraste con la calma del mundo rural.
Utilizando un cromatismo generalmente suave, sin extremismos, fiel a la realidad, una pincelada escrupulosa, firme, precisa y cuidada, una perfecta concepción del espacio y del volumen, Castellà sorprende en esta exposición, por los experimentación realizada con su particular visión de la fuerza del mar, en una indómita expresión, que desde una optuica lejana y muy mediterránea, puede recordar al japonés Hokusai (1760-1849) y su famosa “Bajo la Ola de Kanagawa”, presentando sin embargo, mucha más densidad de masa acuática, con una paleta oscura, profunda y tenebrosa. Todo ello, contrastando vivamente con el letargo de un atardecer y unas barcas en la playa, la cansada quietud de unos pescadores terminando su jornada, o la serenidad de un bosque en otoño.
Una muestra escogida y exquisita, de gran interés y calidad.
La galería Estudi Tenas 1694 de Canet de Mar (C/ Bonaire, 7), ofrece des del pasado 12 de agosto hasta el próximo 19 de septiembre, la obra más reciente de este artista: (http://www.scastella.com/) . De reconocido prestigio como acuarelista – es presidente de la Agrupación de Acuarelistas de Gerona y comarcas – también dentro del Maresme, y con excelente conocimiento y dominio del óleo y el acrílico.
Su obra, aparentemente, es de fácil contemplación, aunque una profunda observación advierte el denso trabajo que la misma entraña, no sólo a nivel técnico– de todos es sabido la complejidad de acuarela – sino la experimentación que el artista lleva a cabo en cuanto a temática, y con los materiales ya citados.
Si bien sus marinas o temas marineros remiten al espectador a experimentar un sentimiento un tanto bucólico, sin duda sus paisajes urbanos, inspirados principalmente en los entornos gerundenses, producen una nostálgica sensación de sosiego, remitiendo al visitante a la admiración por la precisión de su trabajo, y a la meditación sobre la realidad urbana, en contraste con la calma del mundo rural.
Utilizando un cromatismo generalmente suave, sin extremismos, fiel a la realidad, una pincelada escrupulosa, firme, precisa y cuidada, una perfecta concepción del espacio y del volumen, Castellà sorprende en esta exposición, por los experimentación realizada con su particular visión de la fuerza del mar, en una indómita expresión, que desde una optuica lejana y muy mediterránea, puede recordar al japonés Hokusai (1760-1849) y su famosa “Bajo la Ola de Kanagawa”, presentando sin embargo, mucha más densidad de masa acuática, con una paleta oscura, profunda y tenebrosa. Todo ello, contrastando vivamente con el letargo de un atardecer y unas barcas en la playa, la cansada quietud de unos pescadores terminando su jornada, o la serenidad de un bosque en otoño.
Una muestra escogida y exquisita, de gran interés y calidad.
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