Desplazarse desde Barcelona hasta Madrid, Bilbao o Valencia para contemplar exposiciones de los grandes clásicos, procedentes de las mejores colecciones y pinacotecas del mundo, es en la actualidad fácil e incluso podría decirse que asequible.
Y cuando se desea estar a la expectativa de la actualidad y tendencias del arte contemporáneo o de vanguardia más internacional, el desplazamiento es necesario a ciudades como París, Londres, Nueva York o Berlín, la actual capital cultural del mundo. Pero que sea necesario no quiere decir obligatorio; desde hace más de dos años, Barcelona dispone de uno de los espacios culturalmente más innovadores con respecto a las nuevas tendencias artísticas. La FUNDACIÓN ALORDA-DERKSEN (www.fundacionad.com), una entidad privada, sin ánimo de lucro, patrocinada por la firma de muebles de jardinería y terraza KETTAL, sita en la calle Aragón, 314 pral. (Esquina c/ Bruc) de Barcelona ofrece un magnífico conjunto de las firmas internacionales de más prestigio, procedentes la colección particular del matrimonio formado por Manuel Alorda y Hanneke Derksen: Damien Hirst, Takashi Murakami, Gabriel Orozco, Anselm Kiefer, Dzine, Jaume Plensa, Peter Halley, Imi Knoebel, Anish Kapoor, Daniel Canogar, John Chamberlin, etc., etc.
Cuando en Agnolo Bronzino pintó en la corte de Francisco I, a mediados del siglo XVI, su famosa Alegoría, esta obra nos da mucha información sobre una sociedad cortesana, refinada intelectualmente, quizás incluso hastiada, que gustaba de acertijos y adivinanzas y que inventaba sofisticados juegos por medio del arte.
A principios del siglo XXI, el arte contemporáneo permite al espectador adoptar una actitud muy parecida la descrita anteriormente, puesto que obliga a tener conocimientos en arte y estar al día de todas las innovaciones, con el fin comprender la especial significación de las obras expuestas, poco corriente y extraordinariamente atractiva. Naturalmente, el visitante puede aplicar su propio criterio de comprensión, pero es absolutamente recomendable dejarse conducir por Sheila Majuelos, quien tiene a su cargo el control y las visitas guiadas a la sala, cuyo horario es: miércoles, viernes y sábados a las 12'00.
La extraordinaria luz, especialmente la diurna, que impregna todo el espacio, llama poderosamente la atención, permitiendo, a través del blanco de techo y paredes, el realce de cada obra, creando un conjunto armónico y equilibrado, sin que ello desmerezca en absoluto la individualidad de las creaciones expuestas.
Lo primero que atrapa al visitante experto y al espectador ocasional son los trabajos de Damien Hirst, quien se siente enormemente atraído por el hecho de la llegada a la vida o la transfiguración en la muerte. Sus cuadros hiperrealistas donde juega con la ilusión óptica del lejos/cerca (se cree estar viendo una fotografía, pero al acercarse se comprueba la magnífica calidad de composición con meticulosidad de pincelada, veracidad cromática y equilibrio de contenidos) referentes al nacimiento de su hijo, sin lugar a dudas, son absolutamente perfectos, contrastando significativamente con los tondos, uno en fondo oscuro y otro en banco, plagados ambos de mariposas, en perfecto estado de conservación e indudablemente sin vida. Another beautiful night y Puritan resectivamente. El conjunto se complemente con una magnífica escultura de Jaume Plensa, en acero sin pulir, en posición reclinada. Una obra dedicada a César Vallejo.
Interesante y subliminal resulta la obra expuesta del mexicano Gabriel Orozco, donde un juego de formas esféricas, en base a una paleta de cuatro colores: blanco, violáceo rojo y dorado, muestra en realidad el movimiento que hace el caballo en un tablero de ajedrez. Casi enfrente, la obra de John Chamberlin ofrece una viva muestra de colores y abstracción de formas. Su Fog Rivets, es una escultura realizada con material de desecho, especialmente de automóviles.
Dzine y su Barrio Dreams, en el que un triciclo, medio de transporte muy popular entre los llamados “chicanos” de la capital del estado de Illinois-EE.UU, Chicago, ha sido convertido en vehículo de lujo, sin utilidad alguna, pero de estética arrolladora, con el fin de significar el deseo imperturbable de huir del imperio de la pobreza.
Llama tremendamente la atención la obra de Imi Knoebel, por ser fiel a las influencias de la Bauhaus, componiendo una obra a través de planos de color, jugando con el vacío, a través de la neutralidad del blanco. Una propuesta audaz e innovadora por la extraña combinación de pintura y escultura.
Peter Halley y su The word is not enough, un título entresacado de uno de los filmes más recientes de la serie James Bond, que el artista utiliza para simbolizar la particular cárcel a la que está sometido el ser humano, plagada de incontables celdas, pintadas en brillantes y luminosos colores, pero que encierran y cortan el pensamiento y la libertad del Hombre, a través de un puzzle donde las pequeñas piezas forman un todo más grande.
El misticismo también tiene su espacio en la colección Alorda-Derksen: Anish Kapoor ofrece una visión extremadamente sencilla del hecho evolutivo del ser humano, a través de formas suavemente ovaladas, pulidas hasta el extremo, dentro de un contexto rocoso. Muy cerca, una obra de Jason Martin, realizada con un enormes pinceles fabricados por el mismo, que proporcionan a través de formas onduladas, sensación de poder y dominio. La textura de la obra imita al vinilo.
Varios nombres quedan en el tintero, con el fin de dejar abierta la ventana de la curiosidad: Franz West, Daniel Canogar, Takashi Murakami y su especial homenaje a Van Gogh, Tim Noble & Sue Webster. Pero sin duda, la obra de Anselm Kiefer The secret Life of the plants, merece ser comentada por la complejidad que entraña. Realizada con ramas, yeso, cable y planos s/lienzo A través de la configuración de la constelación de León, e indicando la numeración dada a las estrellas, Kiefer trata de forma iconoclasta sus particulares opiniones políticas, con respecto a las tragedias humanas, especialmente las surgidas a causa de la II Guerra Mundial.
El conjunto de obras de arte contemporáneo internacional de la FUNDACIÓN ALORDA-DERKSEN, es un concepto único en Barcelona. La posibilidad de contemplar obras de artistas de ámbito mundial, de prestigio y calidad reconocidos, y pertenecientes a la más adelantada de las vanguardias, adquiridas como colección privada y ofrecidas a la Ciudad Condal, en base a un mecenazgo bien entendido, y como consecuencia, sin ningún interés ni apoyo por parte de las instituciones, y compartiendo el criterio de universalidad absoluta de aportación patrimonial a nivel cultural y artístico, es una gran apuesta de futuro, en la más vigente de las realidades.
Y cuando se desea estar a la expectativa de la actualidad y tendencias del arte contemporáneo o de vanguardia más internacional, el desplazamiento es necesario a ciudades como París, Londres, Nueva York o Berlín, la actual capital cultural del mundo. Pero que sea necesario no quiere decir obligatorio; desde hace más de dos años, Barcelona dispone de uno de los espacios culturalmente más innovadores con respecto a las nuevas tendencias artísticas. La FUNDACIÓN ALORDA-DERKSEN (www.fundacionad.com), una entidad privada, sin ánimo de lucro, patrocinada por la firma de muebles de jardinería y terraza KETTAL, sita en la calle Aragón, 314 pral. (Esquina c/ Bruc) de Barcelona ofrece un magnífico conjunto de las firmas internacionales de más prestigio, procedentes la colección particular del matrimonio formado por Manuel Alorda y Hanneke Derksen: Damien Hirst, Takashi Murakami, Gabriel Orozco, Anselm Kiefer, Dzine, Jaume Plensa, Peter Halley, Imi Knoebel, Anish Kapoor, Daniel Canogar, John Chamberlin, etc., etc.
Cuando en Agnolo Bronzino pintó en la corte de Francisco I, a mediados del siglo XVI, su famosa Alegoría, esta obra nos da mucha información sobre una sociedad cortesana, refinada intelectualmente, quizás incluso hastiada, que gustaba de acertijos y adivinanzas y que inventaba sofisticados juegos por medio del arte.
A principios del siglo XXI, el arte contemporáneo permite al espectador adoptar una actitud muy parecida la descrita anteriormente, puesto que obliga a tener conocimientos en arte y estar al día de todas las innovaciones, con el fin comprender la especial significación de las obras expuestas, poco corriente y extraordinariamente atractiva. Naturalmente, el visitante puede aplicar su propio criterio de comprensión, pero es absolutamente recomendable dejarse conducir por Sheila Majuelos, quien tiene a su cargo el control y las visitas guiadas a la sala, cuyo horario es: miércoles, viernes y sábados a las 12'00.
La extraordinaria luz, especialmente la diurna, que impregna todo el espacio, llama poderosamente la atención, permitiendo, a través del blanco de techo y paredes, el realce de cada obra, creando un conjunto armónico y equilibrado, sin que ello desmerezca en absoluto la individualidad de las creaciones expuestas.
Lo primero que atrapa al visitante experto y al espectador ocasional son los trabajos de Damien Hirst, quien se siente enormemente atraído por el hecho de la llegada a la vida o la transfiguración en la muerte. Sus cuadros hiperrealistas donde juega con la ilusión óptica del lejos/cerca (se cree estar viendo una fotografía, pero al acercarse se comprueba la magnífica calidad de composición con meticulosidad de pincelada, veracidad cromática y equilibrio de contenidos) referentes al nacimiento de su hijo, sin lugar a dudas, son absolutamente perfectos, contrastando significativamente con los tondos, uno en fondo oscuro y otro en banco, plagados ambos de mariposas, en perfecto estado de conservación e indudablemente sin vida. Another beautiful night y Puritan resectivamente. El conjunto se complemente con una magnífica escultura de Jaume Plensa, en acero sin pulir, en posición reclinada. Una obra dedicada a César Vallejo.
Interesante y subliminal resulta la obra expuesta del mexicano Gabriel Orozco, donde un juego de formas esféricas, en base a una paleta de cuatro colores: blanco, violáceo rojo y dorado, muestra en realidad el movimiento que hace el caballo en un tablero de ajedrez. Casi enfrente, la obra de John Chamberlin ofrece una viva muestra de colores y abstracción de formas. Su Fog Rivets, es una escultura realizada con material de desecho, especialmente de automóviles.
Dzine y su Barrio Dreams, en el que un triciclo, medio de transporte muy popular entre los llamados “chicanos” de la capital del estado de Illinois-EE.UU, Chicago, ha sido convertido en vehículo de lujo, sin utilidad alguna, pero de estética arrolladora, con el fin de significar el deseo imperturbable de huir del imperio de la pobreza.
Llama tremendamente la atención la obra de Imi Knoebel, por ser fiel a las influencias de la Bauhaus, componiendo una obra a través de planos de color, jugando con el vacío, a través de la neutralidad del blanco. Una propuesta audaz e innovadora por la extraña combinación de pintura y escultura.
Peter Halley y su The word is not enough, un título entresacado de uno de los filmes más recientes de la serie James Bond, que el artista utiliza para simbolizar la particular cárcel a la que está sometido el ser humano, plagada de incontables celdas, pintadas en brillantes y luminosos colores, pero que encierran y cortan el pensamiento y la libertad del Hombre, a través de un puzzle donde las pequeñas piezas forman un todo más grande.
El misticismo también tiene su espacio en la colección Alorda-Derksen: Anish Kapoor ofrece una visión extremadamente sencilla del hecho evolutivo del ser humano, a través de formas suavemente ovaladas, pulidas hasta el extremo, dentro de un contexto rocoso. Muy cerca, una obra de Jason Martin, realizada con un enormes pinceles fabricados por el mismo, que proporcionan a través de formas onduladas, sensación de poder y dominio. La textura de la obra imita al vinilo.
Varios nombres quedan en el tintero, con el fin de dejar abierta la ventana de la curiosidad: Franz West, Daniel Canogar, Takashi Murakami y su especial homenaje a Van Gogh, Tim Noble & Sue Webster. Pero sin duda, la obra de Anselm Kiefer The secret Life of the plants, merece ser comentada por la complejidad que entraña. Realizada con ramas, yeso, cable y planos s/lienzo A través de la configuración de la constelación de León, e indicando la numeración dada a las estrellas, Kiefer trata de forma iconoclasta sus particulares opiniones políticas, con respecto a las tragedias humanas, especialmente las surgidas a causa de la II Guerra Mundial.
El conjunto de obras de arte contemporáneo internacional de la FUNDACIÓN ALORDA-DERKSEN, es un concepto único en Barcelona. La posibilidad de contemplar obras de artistas de ámbito mundial, de prestigio y calidad reconocidos, y pertenecientes a la más adelantada de las vanguardias, adquiridas como colección privada y ofrecidas a la Ciudad Condal, en base a un mecenazgo bien entendido, y como consecuencia, sin ningún interés ni apoyo por parte de las instituciones, y compartiendo el criterio de universalidad absoluta de aportación patrimonial a nivel cultural y artístico, es una gran apuesta de futuro, en la más vigente de las realidades.
HORARIO DE VISITAS: Miércoles y viernes, de 10 a 13 h. y de 16 a 19 h.
Sábados: de 10 a 14 h. y de 16 a 20 horas.
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