viernes, 11 de junio de 2010

ACTIVIDADES DE L'ASSOCIACIÓ SANT LLUC PER L'ART - MATARÓ








EXPOSICIONES:

LAIA BLEY

MODEST ALMIRALL – TERESA RIBA

L'ASLL renueva mensualmente sus exposiciones, gracias a la magnifica gestión de salas que a tal efecto se encuentran situadas en la calle Bonaire y en los bajos del Col·legi d'Aparelladors de la capital del Maresme.

Modest Almirall y Teresa Riba exponen conjuntamente Ex-Pari hasta finales de este mes de junio, mientras que Laia Bley exhibió su primera muestra, Tast Cromàtic durante el pasado mes de mayo.

COL·LEGI D'APARELLADORS – MODEST ALMIRALL y TERESA RIBA – EX-PARI


En su discurso de presentación, el presidente de l'ASLL, Antoni Luis destacó de la obra de Teresa Riba el hecho de “mostrar sentimientos de incertidumbre, de ansiedad, de ilusión (…) a través de unos materiales y texturas que dan un realismo renovado y contemporáneo”. De Modest Almirall reflejó una de sus principales características: “se impone acercarse y averiguar el aspecto conceptual de su obra”.

A través de sus obras, Modest Almirall explica su particular cuento o historia, con la cual el espectador no tiene por qué sentirse identificado. No obstante, es precisamente a través de esta singular expresión que debe ser contemplado su trabajo. El artista presenta un personal relato de sus experiencias, o de su percepción del mundo, huyendo de los sentimientos que impulsan a muchos pintores para exponer historias perfectamente construidas, en base a una paleta cromática intensa, trabajada a conciencia, con un trazo amplio y enérgico, lo que le permite jugar equilibradamente con luces y sombras, perfectamente armonizadas e insinuantes, siendo en algunos casos casi indefinidas figuras geométricas, en base a técnicas mixtas.

Los formatos utilizados por Almirall también expresan un particular lenguaje. Hablan por si solos, ante el hecho de no indicar con cartelas los títulos de las obras. Telas circulares, rectangulares o cuadradas, en diferentes anchos aportan a la muestra una imagen de conjunto, aunque individualmente sobresalen por si mismas.

El espectador no se pierde en el color, ya que el artista capta inmediatamente su atención ante la pequeñez de la figura humana, meticulosamente definida en sus diminutas proporciones, mostrando con este gran contraste la soledad del ser humano ante el universo o la sociedad que lo envuelve. No hay hechizo o belleza en la pintura de Almirall; es crítica y austera, implacable e irónica – puede resultar una curiosidad que un contenedor de basuras también pueda ser un modelo para el arte. No obstante, la pintura de Almirall no está exenta de optimismo, puesto que la poesía visual también ocupa su espacio dentro del talante pictórico de Almirall, a través de fondos blancos o crudos, la ligereza de unas líricas pinceladas, sin olvidar que a pesar de la grandeza de la poesía, el ser humano continua siendo un microcosmos dentro del infinito de su universo pictórico.

Teresa Riba contrasta y a la vez equidista a Almirall. Sus esculturas son inquietas, llenas de vida, expresando en el silencio del espacio, todo un universo de sentimientos que configuran el espíritu del alma humana. Su especial textura – el molde es de terracota, que conserva aunque también trabaja el bronce – seduce al visitante quien con la fugacidad de un instante, se acerca a captar detalles, gestos, formas y posturas...

Los chiquillos y los jóvenes son los principales protagonistas de la obra de Riba. El encanto de la juventud, los juegos de los niños, el mundo de la infancia demasiadas veces distante y lejano, se nos acerca a través de una obra, donde medidas y proporciones no son al natural, sino que parecen imitar a la tierra de Liliput, y como en la obra de Swift, el visitante se siente un singular Gulliver; no deja de verse reflejado y sentir nostalgia.

Los trabajos de Teresa Riba muestran sensibilidad y serenidad, contemplación y reflexión dentro de un concepto moderno y de vanguardia. En absoluto estamos ante una obra sencilla, pero sin duda alguna la artista ha sabido encontrar el encanto de expresar en escultura la magia de los instantes perdidos, en la distancia de los años pero con un mensaje positivo de futuro.

Una perfecta combinación de pintura y escultura, con una magnífica coordinación en la colocación y emplazamiento de todas las obras – Teresa Roig, comisaria de la exposición ha realizado una excelente tarea – consiguiendo que el conjunto muestre un efecto visual equilibrado y armónico.

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