jueves, 17 de junio de 2010

JUAN MIGUEL MORALES: TONALIDADES EN BLANCO Y NEGRO





A lo largo de los siglos, el retrato pictórico significó y aun significa, la demostración de un poderío u estatus económico, a través del reflejo de la imagen de un personaje, no solamente en sus aspecto físico y de su esencia interior, sino de todo un entorno de adornos, joyas, ambientes y paisajes.

Pero tal como afirmó Aristóteles “El objetivo del arte no es presentar la apariencia externa de las cosas, sino su significado interno”. El retrato fotográfico cumple a la perfección tal definición, captando sin trampa ni cartón el instante, y mostrando un sentido de la autenticidad en el aspecto humano, mucho más amplio y universal.

La galería Setba, zona d'art (Plaça Reial, 10, 1r-2ª de Barcelona) (www.setba.net) expone hasta el próximo 27 de junio, una brillante y magnífica selección de la obra gráfica Juan Miguel Morales (http://juanmiguelmorales.blogspot.com/) un fotógrafo andaluz afincado en Cataluña, tal como él mismo se define, que ofrece a través de su especialidad, el retrato fotográfico, un conjunto de 26 imágenes, de los años 2003 y 2007 al 2008, que lleva por título Cuba, cuéntamelo con música, además de un cuaderno con algunos datos biográficos de los cantantes, bajo el título de una canción.

Retratos llenos de la intensidad y profundidad que sólo el blanco y negro puede significar, huyendo de artificios y trucajes, y mostrando un penetrante y subyugante estudio de los protagonistas, lo que le permite huir del estereotipo de la Cuba politizada, para adentrarse en la luminosidad y expresión de sones como la guajira, el mambo, la pachanga, la salsa, el son, la timba, el rock cubano o el pilón que gentes como Compay Segundo, Eliades Ochoa, Los Papines, Chucho Valdés , Zenaida Armenteros, Ester Borja, etc., han propagado por todo el orbe, y que la fotografía de Morales transmite por medio de gestos, miradas, luces y sombras, perspectivas, ambientes, contrastes...

El propio artista nos comenta que no existió preparación técnica o pruebas de estudio, pero si un proceso de largas y tranquilas conversaciones con los protagonistas, que dio como fruto, la relajación necesaria para conseguir actitudes y ademanes únicos y auténticos.

El conjunto de la exposición es perfectamente equilibrado; el entorno, la luz de las salas, el orden y colocación de las fotografías, adaptándose a formatos que varian del 45 x 45 ó 100 x 100 cms., a 65 x 65 y 50 x 70 cms., realizados en papel perla o papel baritado, según la profesional utilización de cámara, analógica o digital, apreciándose en ésta última una nitidez exquisita, y aportando la primera una brillante calidez.

Ante la magia del fotógrafo, no es posible resistirse a alguna descripción. Una fascinante fotografía de Omara Portuondo, de penetrante mirada, preside la entrada de la galería. César portillo de la Luz, el creador del famoso bolero “Contigo en la distancia”, también está presente, protagonizando una relajante fotografía, mientras que la inteligente expresión del rostro de Chucho Valdés, no impide al espectador apreciar la belleza de sus manos, así como la expresión vitalista de Company Segundo... y tantas otras. Son fotografías en blanco y negro, en las que un espectador sensible puede apreciar infinitas variaciones de cromatismo.

Si Juan Miguel Morales como profesional, pero ante todo como artista, ofrece un torrente de creatividad, como fotógrafo de lo cotidiano, sabe captar instantáneas íntimas y personales, llenas de candor, dulzura y sentimientos infinitos. A su madre, recientemente fallecida, le dedica en imágenes, un pequeño y tierno homenaje.

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